Cielo

 Hoy te vi más no igual que ayer, en habitáculo vi rodear tu sombra.  Con un osculo despidió su memoria y con osaifa devolvió los besos a las cartas que de ti recibió.  Ostentó en su corazón la razón de alabar tus amores y la dicha de pasear por tus orzuelos. Otros de labios te amaban, más su método corazón entre sus caídas surgía com gozo de los sátrapas que los aprisonaba; para, correr centro a tus brazos y reposar entre tu seno. Entre el sauco te vi, más no te busque. En el resonar de su pecho se oía la hilaridad que aludía la nostalgia de aquel habitáculo donde rondaba tu sombra. Entre las arenas que cubrían tus pies y entre las aguas que bañaban tu cuerpo y así  me perdía entre la rada de tus ojos y encallando en la orilla de tus labios. 

"Solía ser histrión de una oda. Con qué pasión se apegaban mis pasos al compás de aquella canción." Me la vivia en compás del corazón, el insomnio aporreaba mi cuerpo y la melancolía adormecia mis fatigados ojos, bajo los luceros me acobijaba entre las ramas de un frondoso árbol, hasta que me encontraba la alborada. Mas la dicha de otros era alardear de sus obras fúlgidas de orgullo, la mía era buscarte en el reflejo del manantial y cada noche, como luna tierna, veía tu rostro. Como niño te fui a buscar entre los atrios de la iglesia y como joven despechado llore tus pesares a pie del altar. En un acto de compasión me vieron tus ojos, ¡cuanto no anhelaba ardientemente mi corazón tus besos!, que por ellos suspiraba, más no vi tus ojos característicos del sensible palpar de las ánimas que liberaban tu sentido. En su desdicha lo encontraron las aves, traspasando la agonía entre sus manos hacia el jovial pecho del amante olvidado. Que más podían hacer por Él, que armonizar su...

Divago en mi corazón que se ha quebrantado por el silencio de tus besos, Y veo lo insondable que se ha hecho por los rasgos de tu férvido amor. Causas del vaivén de tus pasos al bailar. Y me pregunto: ¿dónde esta el halo de mi alba? Q uizás ha huido para soccorer mi alma, ha corrido con presteza para sanarla con un beso de melancólia. Porque derramas tu vaso de amor en mi fizura que se marca en mi piel, no sigas con el acto de amar que mi alma fecundó. Recuestate a mi hombro para menguar tu tristreza y sucunbirlo en un beso.

Como descubro tu luz entre tus valles, Indagar de tu amor recogiendo los trozos de tu alma ilusa. Desatando una vida jovial que se va muriendo entres mis palmas. Caminado entres tus calles concibo la nostálgica idea de poderte amar. Irrumpir en tu memoria con el tacto de mis labios, rubrico aquel amor de otoño que te robé. Indefenso esta mi corazón corriendo el riesgo al albur; de perder los trozos de tu alma que guardé. Intentando no desfallecer en el tramo de tu anima perdida.  La noche se vio rota por el murmullo de un responso, sus lagrimas impregnadas en su oratoria. Autoria de Allan Omar Pérez M. Si deseas usar este contenido os dejo un enlace hacia el autor: hsoyallan@gmail.com