El obsequio del Sol

Capítulo 1

  El Llanto de la Luna.

Érase una vez un sol que era caprichoso, alegre y algo inseguro, a él le gustaba, que digo le gustaba, le fascinaba oír música, más la música de cuatro grillos cantores, que cada noche tocaban a orillas del río, era una lástima para nuestro sol, ya que no podía verlos cantar; pero, si escucharlos, el resonar de su canto le daba la vuelta al mundo, el dichoso que podía escucharlo y verlo era la dramática y enojada de la Luna, pero, la luna no quería oir ruido alguno. No quería escuchar el cantar de los cuatro grillos cantores, ¡que Luna tan insípida!. 

Mientras que el otro lado el sol lloraba y deseaba de todo corazón ver a sus cuatro grillitos cantores favoritos.

Un día, la luna se puso muy triste, ya que se sentía sola, ya que en días anteriores les gritó en tono molesto a los grillos y le dijo: 

    - vuestro ruido me molesta yo no los quiero ver cantar por este río. 

Los grillos después de escuchar ello se retiraron, sin mediar palabra alguna. A la noche siguiente, la luna esperaba escuchar el cantar de los grillos, esa noche no escuchó nada, ni a la siguiente y así estuvo durante cinco noches, lo que no sabía, que el otro lado del mundo un concierto se estaba llevando, de la armonia de los grillos y el sol en un primo radiando en esplendor.

Unos grillos le cantaban al sol. Un llanto atrevido quito la atención del Sol, aquel llanto que provenía del otro lado, era la luna, que estaba arrepentida de su error.

Entonces el sol, movido en su corazón, les pidió un favor a los grillos cantores y le dijo:

 ¿podéis ir al otro lado del mundo para llevarle un canto para la luna?.

Y en gesto de afirmación movieron sus cabezas y gustosos fueron a tocar al otro lado. Esa noche al compás de un banjo, una batería y una dulce voz despertó a la Luna y la Luna al asomarse su ventana salió y vio a los grillos tocando a la orilla del río y molesta les gritó:

   -nos había echado de aquí con qué atrevimiento habéis venido.

 Y un grillo alzando su voz dijo:

   -hemos venido en orden del sol.

Al oírlo esto la luna, su corazón comenzó a llorar, sin decir palabra alguna cerró su ventana y si arropo en su cama, mientras que afueras una feliz canción que tocaron los grillos aquel pequeño y sencillo obsequio del sol conmovió el corazón de la luna; pero, la luna era escéptica de aquel regalo del Sol, así estuvieron tocando los grillos cada noche. Mas el Sol no volvió a oír el llanto de la Luna, mientras la Luna ahogada en su llanto no pudo dar voz alguna.

Allan O. Morales

Derechos Reservados 

4:29 PM Dom, 27 de junio del 2021.

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